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DIOS HABLA

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    hermanochencho777
  • 10 ago 2018
  • 20 Min. de lectura

DIOS HABLA

Ministerio profético y Apostólico: Alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, con la luz de las Escrituras, para que, conozca la pura verdad Sobre: el hablar de Dios y los instrumentos que El utiliza.

Anunciando el final desde el principio antes que suceda.

Sobre tus muros he puesto centinelas que nunca callarán, ni de día ni de noche. Ustedes, los que invocan al SEÑOR, no se den descanso… (Isaías 62:6). Isaías 42:6 Yo, el SEÑOR, te he llamado en justicia; te he tomado de la mano. Yo te formé, yo te constituí como pacto para el pueblo, como luz para las naciones, Isaías 42:7 para abrir los ojos de los ciegos, para librar de la cárcel a los presos, y del calabozo a los que habitan en tinieblas.

Por Inocencio Rodríguez (el hermano Cheng-Chou)

Todo lo que usted va a leer en este estudio fue escrito el 12 de Marzo de 1998.

El Espíritu de Dios, nunca nos guiará a practicar algo que Dios haya condenado. El Espíritu de Dios nos guiarás a practicar el hablar de Dios. No he conocido a nadie que diga que es guiado por el Espíritu de Dios, y anule algo de lo que Dios ha hablado para la edificación de Su Iglesia, a través de: Jesús, Su Espíritu Santo, sus Apóstoles y sus Profetas. Un hijo de Dios, guiado por el Espíritu de Dios, creerá y enseñará el hablar de Dios, tal y como Dios ha venido hablado desde el principio a través de los hombres que Él eligió.

Dios habla, lo primero que tenemos que saber es que Dios es uno. (Deut.6:4) Oye, Israel: Jehová, nuestro Dios, Jehová uno es. Y que este único Dios es el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. (Marcos 12:29) Jesús le respondió: El primero de todos los mandamiento es: "Oye, Israel: el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Solo existe un solo Dios. Este único Dios desde el principio, viene hablando a través de muchos hombres y muchas mujeres.

Dios es un misterio muy profundo que ninguna persona podrá escudriñar Sus Misterios. Si algo conocemos de Dios Él nos lo ha revelado. Dios es Espíritu. (Juan 4:24) Dios es Espíritu, y los que lo adoran, en espíritu y en verdad es necesario que lo adoren. Un espíritu no se ve con los ojos físicos, ni la mente del hombre puede entender el hablar de un espíritu. A un espíritu lo conoce y lo entiende otro espíritu. El hombre, no tiene la capacidad para entender lo espiritual (1 Cor. 2:14) Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura; y no las puedes entender, porque se han de discernir espiritualmente.

Por eso, Dios es el que se da a conocer al hombre por medio de Su Espíritu. (1 Cor. 2:9-12) Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio ni oído oyó ni han subido al corazón del hombre, son las que Dios ha preparado para los que lo aman. 10 Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu, porque el Espíritu Santo todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios, 11 porque ¿Quién de entre los hombres conoce las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Del mismo modo, nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. 12 Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido. El hombre, solo puede conocer de Dios, lo que Él le revela. A cada obrero que Él elige en cada edad, para edificar una Iglesia en cada ciudad, solo le da a conocer una pequeñísima visión de Su Voluntad para esa edad.

Dios tiene un hablar para cada edad y en cada edad tiene Sus mensajeros. Sus Anuncios o Profecías se cumplen de edad en edad. En cada edad, Dios levanta a Sus Profetas para que anuncien el cumplimiento de Sus Anuncios o sus Profecías. Luego, en cada edad elige y llama a Sus profetas para que anuncien el cumplimiento de Sus Profecías. Los profetas de Dios ejercen su función en cada Iglesia local.

Cada Anuncio o Profecía tiene un tiempo y un lugar para cumplirse. Unas, se cumplen en un tiempo y otras, se cumplen en otro tiempo. Para anunciar el cumplimento de Sus Profecías y para edificar una Iglesia local, El mismo llama, elige, entrena y capacita a Sus Obreros.

Dios elige a sus obreros para hablar a través de ellos. Él es el mismo por los siglos de los siglos. Lo mismo que hizo ayer, lo hace hoy y lo hará mañana. Hebreos 13:8. Dios no cambia sus principios. Para Dios profetizar, elige a Sus profetas y Sus profetas le hablan a cada Iglesia. Porque no hará nada Jehová el Señor, sin que reveles su secreto a Sus siervos los profetas. (Amós 3:7).

Dios tiene un Plan Eterno desde antes del principio: Reunir todas las cosas en Cristo, y a través de Cristo, (Efesios 1:9.10) Por medio de Cristo somos filiados hijos de Dios. (Efesios 1:3-6. Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo, 4 según nos escogió en Él antes de la fundación del mundo, para que fuéramos santos y sin mancha delante de él. 5 Por su amor, nos predestinó para ser filiados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de Su Voluntad. 6 para alabanza de la gloria de Su Gracia, con la cual nos hizo acepto en el Amado.

Por eso, para llevar a cabo este Plan Eterno, Él elige a Sus Obreros y a Sus hijos antes de su nacimiento. (Jeremías 1: 4-5) Vino, pues, Palabra de Jehová a mí, diciendo: 5 Antes que te formara en el vientre, te conocí, y antes que nacieras, te santifiqué, te di por profeta a las naciones. En cada generación Dios llama a Sus Obreros y a Sus hijos. Los que han de ser salvos en una generación son millones, pero los que han de ser Su expresión práctica en una localidad, tienen que ser elegidos y llamados. Esos elegidos son la expresión práctica de Su Iglesia en la ciudad que han sido salvos. Este es el Deseo y el Plan Eterno de Dios. Es a ellos que Dios le encarga la edificación de Su Iglesia en una ciudad, que es Cuerpo de Cristo. Oh, que privilegio, ser un Colaborador de Dios, para edificar Su Iglesia en una localidad, con el único Plano Divino: La Enseñanza de los Apóstoles y de los Profetas. (Efesios 2:20)

Los salvos que han de edificar la Iglesia de Jesucristo en cada generación, son fieles creyente hasta la muerte a Dios y a Su Palabra. Estos son los que tienen una sola meta: Obedecer y practicar el hablar de Dios, conforme a la Enseñanza de los Apóstoles, sin quitarle, ni añadirle ni anular nada. Para cumplir con el Plan Eterno de Dios: Edificar Su Iglesia en cada localidad.

A estos edificadores y creyentes, nada ni nadie los desvía de la Enseñanza de los Apóstoles y de los Profetas. Ellos viven para realizar el Deseo Eterno de Dios. Dios tiene un Deseo Eterno: Edificar Su Iglesia en cada localidad. Para que Su Iglesia sea el instrumento a través del cual Dios habla. Esta Iglesia local tiene como única meta: Ser una expresión práctica de la Iglesia Universal, el Cuerpo de Cristo. Para llevar a cabo Su Plan Eterno, Dios habla en cada edad, a través de los hombres y mujeres que Él elige.

Este hablar de Dios, ha ocurrido a través de los Patriarcas, de Moisés, los Profetas, Su Hijo Jesús, el Espíritu Santo, los Apóstoles, por nuestro espíritu humano y a través de hermanos y hermanas que Él elige y hasta por una persona inconversa. Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, 2 en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo…Hebreos 1:1-2.

Dios habló a través de los Patriarcas. En el libro de Génesis, vemos a Dios hablando a través de los Patriarcas. (Génesis 12: 1-3) Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra, de tu parentela y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. 2 Haré de ti una nación grande, te bendeciré, engrandeceré tu nombre y serás bendición. 3 Bendeciré a los que te bendigan, y a los que te maldigan maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.

Dios habló, por medio de Moisés. Vemos, a Dios dando leyes, ordenanzas, mandamientos y ordenes. (Deut. 6:1 Estos, pues, son los mandamientos, estatutos y decretos que Jehová, vuestro Dios, mandó que os enseñara, para que los pongáis por obra en la tierra a la que van a pasar para tomarla en posesión. Aquí vemos, que el hablar de Moisés era el hablar de Dios.

Dios habló, a través de los profetas. Vemos, a Dios anunciando o profetizando los acontecimientos que han de ocurrir en el futuro a través de Sus Profetas. (Amós 3: 7) Porque no hará nada Jehová, el Señor, sin revelar Su secreto a Sus siervos los Profetas.

Dios habla, anunciando lo por venir desde el principio. Isaías 7:14 Por tanto, el Señor mismo os dará señal: La virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emanuel. (Isaías 46:9-11) Acordaos de las cosas pasadas desde los tiempos antiguos, porque Yo soy Dios; y no hay otro Dios, ni nada hay semejante a Mí, 10 que anuncio lo por venir desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho; que digo: "Mi Plan permanecerá y haré todo lo que quiero; 11 que llamo desde el oriente al ave y de tierra lejana al hombre de Mi Plan. Yo hablé, y lo haré venir; lo he pensado, y también lo llevaré a cabo".

Dios habló, a través de Su Hijo Jesús. Dios se hace carne. (Juan 1:14) Para hablarnos a través de Jesús, anunciar el Evangelio de Reino, elegir a sus obreros, anunciar su muerte, su sepultura, su resurrección, su ascensión, y su Segunda Venida visible a Jerusalén. Hebreos 1:1-2. Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, 2 en estos últimos días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo y por quien asimismo hizo el Universo.

Dios habla, por medio de Su Espíritu Santo. (Apoc. 2:7 El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias. Este hablar del Espíritu, es el hablar de Dios. La mayoría de veces que Dios nos habla, es por medio de Su Espíritu, a través de nuestro espíritu humano. “Ciertamente espíritu hay en el hombre, y el Espíritu del Omnipotente lo hace que entienda” (Job 32: 8). Dios mismo es el Espíritu Santo. Por lo tanto Dios es uno. Dios es el mismo Jesucristo. El Apóstol Juan nos dice: “Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en Su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios y la vida eterna” (Primera Juan 5:20) Dios es el Espíritu Santo. Dios habla a través del Hijo, y Dios habla a través de Su Espíritu Santo.

Dios habló, a través de los Apóstoles. En el tiempo de los Apóstoles, Dios hablaba con ellos a través de Jesucristo. Por lo tanto, el hablar de los Apóstoles es el hablar de Jesucristo. Jesús le dijo: Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en mi Nombre, y enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado. Y Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo». (Mateo 28: 19-20) Estos versículos confirman, que el hablar de los Apóstoles era el hablar de Jesús. Y el hablar de Jesús era el hablar de Dios. Pues, todo lo que Jesús hablaba y hacía, era Dios que hablaba y hacía las obras a través de Él. (Juan 14:7-10) Jesús dijo: Si me conocieran, también a mi Padre conocieran; y desde ahora lo conocen y lo han visto. 8 Felipe le dijo: Señor, muéstranos el Padre y nos basta. 9 Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a mí ha visto al Padre; ¿Cómo, pues, dices tú: "Muéstranos el Padre"? 10 ¿No crees que Yo soy en el Padre y el Padre en mí? Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre, que vive en mí, Él hace las obras.

Dios era el mismo Jesús. Recuerde. Mientras Jesús estuvo aquí en la Tierra, ¿Dónde estaba Dios? Dios no estaba en los cielos. Dios estaba en Jesús. En otras palabras, Dios era el mismo Jesús. Recuerde, que Dios se encarnó. Dios se hizo carne. Dios se apropio un cuerpo humano. Por eso, Dios era Jesucristo-hombre. Dios se hizo hombre. Dentro de la humanidad de Jesús vivía Dios. Todo lo que Jesús hablaba y hacía, no era Él que hablaba y actuaba, era el mismo Dios. Jesús dijo: Las palabras que yo os hablo, no las hablo por mi propia cuenta, sino que el Padre, que vive en mí, Él hace las obras.

Estas palabras, confirman, que el hablar de Jesús era el hablar de Dios. En cierta ocasión, Jesús dijo: “El Padre y Yo uno somos”. (Juan 10:30) Realmente, no se trata de dos personas, ni de dos dioses. Se trata del único Dios verdadero encarnado. Dios se hizo carne. (Juan 1:1 y verso 14) En el principio era el Verbo, el Verbo estaba con Dios y el Verbo era Dios. Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros lleno de gracia y de verdad. (1Timoteo 3:16) Indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne, justificado en el Espíritu, visto de los Ángeles, predicado a los gentiles, creído en el mundo, recibido arriba en gloria. Estos versículos afirman, que Dios se hizo carne. Con razón, Jesús dijo: El Padre, que vive en mí, Él hace las obras.

Dios llamó, eligió y comisionó a Sus Apóstoles a través de Jesús, para edificar Su Iglesia en cada ciudad. Por lo tanto, el hablar de los Apóstoles, es el hablar de Jesús. (Mateo 28:20) Y el hablar de Jesús es el hablar de Dios. Pues, quien hablaba y obraba en Jesús era Dios. (Juan 14:10) “Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas. En estos últimos días nos ha hablado por el Hijo. (Hebreos 1:1-2). Por tanto, la enseñanza que ellos iban a enseñarle a la gente, era la enseñanza de Jesús. Dios, a través de ellos estableció el Fundamento para edificar Su Iglesia en cada localidad. Una enseñanza para todas las Iglesias locales. Nadie, absolutamente nadie, puede cambiar, sustituir, añadirle, quitarle o anular este Fundamento apostólico. Ya que, el Fundamento de los Apóstoles y Profeta es el hablar de Dios.

Dios habla, a través del espíritu humano, que hay en cada ser humano. El hombre tiene un espíritu humano. (Job 32:8) Ciertamente espíritu hay en el hombre, y el Espíritu del Omnipotente lo hace que entienda. Con este espíritu humano, es que el hombre adora a Dios (Juan 4:24) Dios es Espíritu, y los que lo adoran, en espíritu y en verdad es necesario que lo adoren. Este espíritu humano, Dios lo crea en el hombre (Zacarías 12.1) Profecía. Palabra de Jehová acerca de Israel. Jehová, que extiende los cielos, funda la tierra y forma el espíritu del hombre dentro de él, ha dicho: ¿Con qué propósito Dios lo crea en el hombre un espíritu? Es para comunicarse con el hombre. Para que el hombre pueda oír, conocer y contener a Dios. El Apóstol Pablo afirma, que en el hombre hay un espíritu, y que este espíritu es el que conoce lo interior del hombre. (1 Cor. 2:11) porque ¿Quién de entre los hombres conoce las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Además, nos dice, que los asuntos espirituales son entendidos solo por el espíritu que hay en el hombre. Es el espíritu que hay en el hombre que puede discernir lo espiritual. La mente humana no tiene esa capacidad. La mente humana no puede entender los asuntos espirituales.

Dios, por medio de Su Espíritu, le da a entender Su Deseo al hombre. Este entendimiento espiritual de Dios, el hombre lo recibe por su espíritu. (Job 32:8) Ciertamente espíritu hay en el hombre, y el soplo (o el Espíritu) del Omnipotente lo hace que entienda. Dios revela Sus asuntos espirituales por medio de Su Espíritu. Pero Dios nos las reveló por medio del Espíritu (1Cor. 2:10) A un espíritu lo entiende y lo conoce otro espíritu. A un espíritu, lo adora otro espíritu. Dios es el Espíritu, no se podía ver con los ojos físicos. Pero cuando Dios se hizo carne, adquirió otra naturaleza, la humana. Ahora, Dios tiene un cuerpo humano y divino. Pero, este cuerpo humano no tiene sangre ni agua. Ahora, Dios es Dios y también es hombre. Un Dios con doble naturaleza, la Divina y la humana. Oh, qué gran misterio. Los que tenían conocimientos espirituales podían ver a Dios encarnado. Nicodemos, le dijo a Jesús, Maestro, sabemos que eres un Maestro que ha venido de parte de Dios, porque nadie podría hacer las señales que tú haces si Dios no estuviera con él. (Juan 1:2) El que conoce a Dios, ve a Dios hablando a través de instrumentos. Nicodemos, estaba viendo a Dios hablando y actuando a través del cuerpo humano que Él se encarnó.

Los que no tenían ojos y oídos espirituales, solo veían a un hombre, el hijo del carpintero. El hijo de María y José. Pero, no vieron que ese hombre, era el mismo Dios encarnado. En este tiempo, ocurre lo mismo, al que Dios no les ha abierto los ojos de su espíritu, y no le haya revelado, que Él y Jesús son uno, ve en su mente tres dioses o tres personas. Tales personas dividen a Dios en sus mentes en tres personas. No pueden ver a Dios hablando a través de Jesús, de Su Espíritu y de todos los hombres y mujeres que has utilizados y está utilizando durante siglos.

Dios le llama al espíritu humano Su lámpara. (Proverbio. 20:27) Lámpara de Jehová es el espíritu del hombre, la cual escudriña lo más profundo del corazón. Cuando un hombre ha alcanzado madurez espiritual, oye y ve a Dios hablándole desde su espíritu, y ve a Dios hablando a través de: un niño, una niña, un adolescente, un joven, un adulto y un anciano. Y desde el tiempo de los Apóstoles hasta hoy, Dios por medio de Su Espíritu Santo, habla a través de Sus Apóstoles, Sus Profetas y maestros en Sus Iglesia locales. También, Dios habla a través de visiones y sueños. 14 Dios habla de muchas maneras, pero no nos damos cuenta cuando no tenemos ojo y oído espirituales. 15 A veces lo hace en las noches, en un sueño o una visión, cuando los hombres ya duermen, cuando el sueño los domina. 16 Dios habla al oído de los hombres; los reprende y los llena de miedo, 17 para apartarlos de sus malas obras y prevenirlos contra el orgullo. 18 Así los libra de la tumba, los salva de la muerte. (Job 33:14-18).

Todos los que han hablado y hablan por Dios, han sido y son dirigidos por el Espíritu Santo de Dios.

Jesús: (Hechos 10:37-38) “Ustedes saben lo que se divulgó por toda Judea, comenzando desde Galilea, después del bautismo que predicó Juan: 38 cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo este anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el Diablo, porque Dios estaba con él.

El Apóstol Pablo. (Hechos 13:9) Entonces Saulo, que también es Pablo, lleno del Espíritu Santo.

Y todos los Apóstoles. “Cuando llegó la fiesta de Pentecostés, todos los creyentes se encontraban reunidos en un mismo lugar. 2 De repente, un gran ruido que venía del cielo, como de un viento fuerte, resonó en toda la casa donde ellos estaban. 3 Y se les aparecieron lenguas como de fuego que se repartieron, y sobre cada uno de ellos se asentó una. 4 Y todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu hacía que hablaran”. (Hechos 2:1-4) ¿Quién era que hablaba a través de ellos? El Espíritu de Dios. ¿Quién ordenó a través de Pedro bautizar a los israelitas que creyeron en Jesús? Fue el Espíritu Santo. Entonces, era Dios, a través de Su Espíritu que hablaba a través de ellos.

Por lo tanto, el hablar de ellos, era el hablar del Espíritu Santo de Dios, y el hablar del Espíritu Santo de Dios, era el hablar de Dios. El Espíritu Santo de Dios no hablaba por su propia cuenta, Él solo hablaba lo que Dios le revelaba. Jesús dijo: (Juan 16:12-13) Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las poden sobrellevar. 13 Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él los guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga y os hará saber las cosas que habrán de venir.

Y Él hará saber las cosas que habrán de venir. El Espíritu Santo de Dios es el que revela y enseña los asuntos espirituales de Dios. Solo el Espíritu Santo de Dios conoce los asuntos espirituales de Dios. (1 Cor. 2: 10-13) Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu, porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios, 11 porque ¿Quién de entre los hombres conoce las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Del mismo modo, nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios. 12 Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido. 13 De estas cosas hablamos, no con palabras enseñadas por la sabiduría humana, sino con las que enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual.

Dios, por medio de Su Espíritu, habló a través de los hombres que Él eligió, para anunciar Sus profecías. “Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día amanezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones. 20 Pero ante todo entended que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, 21 porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo”. (Segunda Pedro 1:19-20) Y para anunciar el cumplimiento de Sus profecías, tiene que elegir y llamar a Sus obreros.

La Enseñanza de los Apóstoles y de los Profetas es la Constitución Divina para edificar una Iglesia en cada ciudad. Ninguna persona, ni creencias, ni prácticas religiosas, están por encima de la Enseñanza de los Apóstoles y los Profetas. Dios la estableció como el Fundamento Divino para edificar Su Iglesia. (Efesios 2:20) edificados sobre el Fundamento de los Apóstoles y Profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo. No se puede cambiar, tergiversar, añadir, quitarle, ni ponerle a este Fundamento apostólico. (1Cor. 3: 10-12) Conforme a la Gracia de Dios que me ha sido dada, yo, como perito arquitecto, puse el Fundamento, y otro edifica encima; pero cada uno mire cómo sobreedifica. 11 Nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. 12 Si alguien edifica sobre este Fundamento con oro, plata y piedras preciosas, o con madera, heno y hojarasca su edificación será probada con fuego.

El Apóstol Pablo fue bien especifico: Solo podemos edificar sobre el Fundamento que ellos establecieron, la Enseñanza de los Apóstoles y Profetas, Podemos edificar con: oro, plata y piedras preciosas, pero jamás con madera, heno y hojarasca. Pues, estos materiales que representan el esfuerzo humano trabajando en la Obra de Dios, no permanecen. Para Edificar Su Iglesia, Dios utiliza el oro, la plata y las piedras preciosas. Estos materiales sí soportan la prueba de la Palabra de Dios. La Iglesia solo puede ser edificada con los materiales que El mismo ha revelado a través de Sus Apóstoles y Sus Profetas. Es a estos materiales que Pablo le llama. Oro, plata y piedras preciosas.

La Enseñanza de los Apóstoles y de los Profetas es todo lo que Dios habla en Todo el Nuevo Testamento. Por lo tanto, Dios estableció Su hablar a través de los Apóstoles como Su Constitución Divina. Esta Constitución Divina, está por encima de cualquier enseñanza, revelación, visión, sueño, doctrina o práctica religiosa. Todo lo que Dios habló por medio de ellos, tenemos que creerlo y practicarlo sin cuestionarlo. El Apóstol Pablo nos dice, que si alguno se cree profeta o espiritual, debe saber, que lo que él enseñaba eran Mandamientos de Dios. 1 Cor. 14.37. Así que, las enseñanzas de Jesús, del Espíritu Santo, de Pablo y de los demás Apóstoles y Profetas son mandamientos de Dios, los cuales nadie debe tergiversar, añadir, o anular, ni cuestionar.

Dios por medio de Jesús instituyó La Cena, la cual consiste en el partimiento del pan, la copa de vino y el lavamiento de los pies. (Mateo 26: 28) Mientras comían, tomó Jesús el pan, lo bendijo, lo partió y dio a sus discípulos, diciendo: “Tomad, comed; esto es mi cuerpo. 27 Y tomando la copa, y habiendo dado gracias, les dio, diciendo: Bebed de ella todos, 28 porque esto es mi sangre del nuevo pacto que por muchos es derramada para perdón de los pecados.

Jesús lava los pies de sus discípulos. Estando celebrando la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que su hora había llegado para que pasara de este mundo al Padre, como había amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin. 2 Y cuando cenaban, como el Diablo ya había puesto en el corazón de Judas Iscariote hijo de Simón que lo entregara, 3 sabiendo Jesús que el Padre le había dado todas las cosas en las manos, y que había salido de Dios y a Dios iba, 4 se levantó de la cena, se quitó su manto y, tomando una toalla, se la ciñó. 5 Luego puso agua en una vasija y comenzó a lavar los pies de los discípulos y a secarlos con la toalla con que estaba ceñido. 6 Cuando llegó a Simón Pedro, este le dijo: Señor, ¿tú me lavarás los pies? 7 Respondió Jesús y le dijo: Lo que yo hago, tú no lo comprendes ahora, pero lo entenderás después. 8 Pedro le dijo: No me lavarás los pies jamás. Jesús le respondió: Si no te lavo, no tendrás parte conmigo. 9 Le dijo Simón Pedro: Señor, no solo mis pies, sino también las manos y la cabeza. 10 Jesús le dijo: El que está lavado no necesita sino lavarse los pies, pues está todo limpio; y vosotros limpios están, aunque no todos. 11 Él sabía quién lo iba a entregar; por eso dijo: No están limpios todos». 12 Así que, después que les lavó los pies, tomó su manto, volvió a la mesa y les dijo: ¿Saben lo que os he hecho? 13 Ustedes me llaman Maestro y Señor, y dicen bien, porque lo soy. 14 Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también deben lavarse los pies los unos a los otros, 15 porque ejemplo os he dado para que, como yo os he hecho, Ustedes también hagan.16 De cierto, de cierto os digo: El siervo no es mayor que su señor, ni el enviado es mayor que el que lo envió. 17 Si saben estas cosas, bienaventurados son si las hacen. (Juan 13:1-17)

Esta Cena debe hacerse en memoria de Jesús cada año. Pues, Jesús la celebró el 14 de Nisán o Abril en la noche. Por tanto, si vamos a conmemorar este acontecimiento, tenemos que hacerlo cada año el 14 de Nisán en la noche. Jesús ordenó, que la predicación del Evangelio y el bautismo se hicieran en Su Nombre. (Lucas 24: 48-49)

Dios, por medio del Espíritu y a través de Pedro, instituyó que el bautismo se haga en el Nombre de Jesucristo. Casi todo los bautismo que ellos hicieron, lo hicieron inmediatamente en el Nombre de Jesucristo. (Hechos 2.36-38) Estos hermanos eran israelitas. Pedro, también mando a bautizar en el Nombre del Señor Jesús a los gentiles que creyeron (Hechos 10:44-48) Pablo, también mando a bautizar algunos judíos en el Nombre del Señor Jesús (Hechos 19:1-5) El diacono Felipe, bautizó a todos los samaritanos que creyeron en el Nombre de Jesús.

Todos ellos bautizaron en el Nombre de Jesucristo. Pues, el bautismo por inmersión y en el Nombre de Jesucristo, es el hablar de Dios. Todo lo que ellos hablaron, son Mandamientos de Dios. Por medio de Pablo, Dios instituyó, que todas las cosas se hagan en el Nombre de Jesucristo. (Col. 3:17) Que la Cena debía celebrarse hasta que Cristo venga por Segunda vez... (1 Cor. 11:23-26) Y que la Cena, debía hacerse en conmemoración de Él. Jesús celebró la Cena el 14 de Nisán o Abril, las Iglesias apostólicas tiene que celebrar la Cena del Señor ese mismo día del año en la noche... Una vez al año. Dios, por medio del Apóstol Pablo, enseñó que las hermanas para orar o profetizar deben cubrirse las cabezas con un velo. (1ra. Cor. 11:2-13) Que cada Iglesia sea dirigida por ancianos, (diáconos, diaconizas y colaboradores. (1ra. Timoteo 3:1-10) Además, instituyó ancianos en cada Iglesia. (Hechos 14:21-23) Y que cada Iglesia local se identificara con el nombre de la ciudad o localidad donde viven los hijos de Dios.

Por eso, vemos: La Iglesia que en Jerusalén (Hechos. 8.1; 11:22); La Iglesia que en Antioquia (Hechos. 13.1); La Iglesia en Cencrea (Rom. 16:1); La Iglesia de los Laodicenses (Col. 4:16); La Iglesia de los Tesalonicenses (1ra. Tes. 1:1;2 Tes. 1:1); y en Apocalipsis 2-3: La Iglesia en Éfeso (2:1), la Iglesia en Esmirna (2:8), la Iglesia en Pérgamo (2:12), la Iglesia en Tiatira (2:18), la Iglesia en Sardis (3:1), la Iglesia en Filadelfia (3:7), y la Iglesia en Laodicea (3:14). Cada Iglesia local tomaba el nombre de la ciudad para identificarse.

El Espíritu de Dios, también enseñó, a través de los Apóstoles, que Cristo vendrá otra vez (Hebreos 9:27-28) Y que esta Segunda Venida visible ocurriría después del surgimiento del hombre de pecado, el hijo de perdición, el Anticristo (2da. Tes. 2:1-3) Jesús enseñó que su Segunda Venida ocurriría después de la gran tribulación (24:29-30) Enseñaron acerca del arrebatamiento de los hijos de Dios, para recibir a Jesús en el aire (2da. Tes. 4.13.15) Y que la Segunda Venida visible de Jesús ocurriría en Jerusalén, y que Cristo descendería sobre el Monte de los Olivos (Hechos 1:6-12) También enseñaron sobre el reinado de Cristo durante mil años desde Jerusalén. (Apoc. 20: 1-6)

Dios constituyó la Enseñanza de los Apóstoles y de los Profeta, para la edificación de una sola Iglesia en cada localidad. Por lo tanto, nosotros edificaremos Sus Iglesias locales, de acuerdo a este Patrón Divino, sin añadirle ni quitarle. Todas las enseñanzas y prácticas que ellos enseñaron y practicaron, serán nuestras enseñanzas y prácticas.

Escrito por Inocencio Rodríguez. 12 de Marzo de1998

APARTADO POSTAL B-250

SANTO DOMINGO, DISTRICTO NACIONAL. R. D.

iNOCENCIO rODRIGUEZ

Apirante a siervo inuttl

T: 809-622-2375 | M: 829-761-2113 | E: hermanochencho777@hotmail.com

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